[COCO TEEN BLOG]

viernes, 17 de enero de 2014

Captivated by you


Hace semanas atrás, la autora de la saga Crossfire: Sylvia Day hizo un adelanto de lo que sera el 4 libro de esta saga, el cual se denomina Captivated by you y que se estrenaría este 2014, aunque aún no se ha dicho alguna fecha en particular. Lo novedoso del adelanto, es que esta contando desde el punto de vista de Gideon y no se Eva, como en los libros anteriores. Con eso.. Muchas más ganas de leer el libro! Aquí les dejo el adelanto: 


Eran apenas las siete de la mañana.
 
Habia dejado el departamento que Eva compartia con Cary hace un par de horas temprano, queriendo darle tiempo para conseguir unas pocas horas de sueño antes de que se dirigiera al trabajo. Habiamos estado haciendolo toda la noche, ambos necesitados y hambrientos. Pero habia algo más tambien. Una urgencia de parte de Eva que me carcomia y dejaba intranquilo.
 
Algo estaba molestando a mi esposa.
 
Mi mirada se desvió a la ventana y su vista de Manhattan y alrededores, luego se centro en la pared vacia, donde un collage de fotos de ella y nosotros estaria colgando en el mismo espacio que en la oficina de mi penthouse, en nuestro hogar en la Quinta Avenida. Podia imaginar claramente el collage, habiendo pasado incontables horas estudiandolo durante los últimos meses. Obsevar la ciudad habia sido alguna vez la manera en la que encapsulaba mi mundo. Ahora, lograba eso con sólo mirar a Eva.
 
 
Me senté en mi escritorio y encendí mi computadora con un movimiento del mouse, tomando una lenta y profunda respiración a medida que el rostro de mi esposa ocupaba mi monitor. No usaba maquillaje en la foto que era mi fondo de escritorio, y una pizca de luz caia como pecas en su nariz, la hacian parecer más joven que sus 24 años. Mi vista se deslizó sobre sus rasgos — la curva de sus cejas, el brillo de sus ojos grises, la abundancia de sus labios. En los momentos en los que me permito pensar en ello, casi podia sentir esos labios en mi piel. Sus besos eran bendiciones, promesas de mi ángel que hacian que valiera la pena vivir mi vida.
 
 
Decidido, con una exhalacion, alzé el telefono y llame por macado rápido a Raúl. A pesar de lo temprano de la hora, respondió rápido y en alerta.
 
 
"Mi esposa y Cary Taylor están yendo a San Diego hoy," dije, mi mano torciendose en un puño con solo pensarlo. No tenia más que decir.
 
 
"Entendido."
 
 
"Quiero una foto reciente de Anne Lucas y un informe detallado de dónde estaba anoche, para el mediodia en mi escritorio."
 
 
"Como máximo," afirmo.
 
 
Colgue y observé el hermoso y cautivante rostro de Eva. La habia capturado en un momento feliz y espontaneo, un estado del que estaba decidido a mantener por el resto de su vida. Pero anoche habia estado consternada por el altercado con una mujer a la que una vez usé. Habia pasado un buen tiempo desde la última vez que me habia cruzado con la Dra. Anne Lucas, pero si ella era responsable de la irritación de mi esposa, estaria viendome otra vez. Pronto. 
 
 
Abriendo mi bandeja de entrada, empecé a repasar mis correos, redactando respuestas rápidas, si era necesario, y haciendome paso hacia el asunto que habia llamado mi atención al momento que abrí mi servicio de correo.
 
 
Sentí a Eva antes de verla.
 
 
Levantando mi cabeza, mi tipeo se detenia. Una repentina sensacion de alivio calmó la agitación que sentia cuando no estaba con ella.
 
 
Me acomodé mejor para apreciar la vista. "Te despertaste temprano, ángel."
 
 
Eva se detuvo en la entrada de mi oficina, su cabello rubio despeinado alrededor de sus hombros, sus mejillas y labios sonrojados por el sueño, su cuerpo curvaceo cubierto por una remera sin mangas y shorts. Estaba sin corpiño, sus suculentos senos abultados suavemente bajo el material de algodon. Pequeña y voluptuosa, solia remarcar cuán diferente era de las mujeres con las que habia sido fotografiado antes de ella.
 
 
"Me desperté extrañandote," respondió con una voz ronca que nunca fallaba en ponermela dura. "¿Cuanto tiempo has estado despierto?"
 
 
"No mucho." Empujé la bandeja del teclado para hacerle lugar en mi escritorio.
 
 
Camino descalza sin hacer ruido, de manera casual e innatamente sensual. Aquel momento que la vi por primera vez, supe que me destruiria. Esa promesa estaba en sus ojos y la forma en la que se movia. A cualquier lado que fuera, los hombres la miraban. La deseaban. Tal como yo.